sábado, 17 de febrero de 2007
Mudanza (espero a los hombres)
de la mudanza
que se retrasan, como es menester,
que es lógico que se replieguen
un momento al carajillo mañanero,
de mañana bien temprano,
con el sol bien reluciente,
con el cigarro templado.
Espero a los hombres
que han de llevarse mis muebles.
Pues me marcho de mi tierra,
de Burjassot, de Valencia,
pues me marcho de mi tierra,
para recordarla siempre.
Espero a los hombres
que me llevarán a la capital,
a mí y a todas mis forjas,
nos llevarán en camión,
de Burjassot a Madrid.
Espero a los hombres.
martes, 13 de febrero de 2007
Abnegación por el amor perdido
ilusionado con el repiqueteo de los martillos
ancianos y agostados de un parcal medianero.
Y es que nunca comulgué con el dicho
de castellanos viejos de
"el muerto al hoyo y el vivo al bollo"
de canela,
relleno de crema
pastelera.
Pastelera menor de un cacique de lima,
qué sustancia es la que se vierte por
sus entretejos de virginal calado.
Restrinjo, repito, restrinjo,
que aún es reciente la desesperanza
de la pérdida del mayor amor
por el que este corazón tardío
pero no experimentado,
ha latido.
Semblanza
Inauguramos ahora este blog poético español con dos de las poesías que María ha brindado a la humanidad y a la historia del arte. En adelante iremos desgranando las perlas que de su pluma. Así como notas, apuntes biográficos y vivencias. Admitimos y abrazamos comentarios, alabanzas y loas, porque no inspiran otra cosa las poesías de María.
No quiero ocupar más espacio, que debería estar repleto de poesía y nada más.
Viva María. ¡Viva!
A Anacarda, amiga
Renunciar a la poesía por la poesía misma,
Cardo, flequillo cardado, la hermana de María,
Cajús, en definitiva, con nombre de mujer.
Soslayo en cada palabra,
Sorpresa en cada verso,
Mezquino quien no te crea,
Salud, bienvenidos todos.
¡Qué de tiempo que sin que te pases!
Ornitorrinco baqueteado en la sima
Proverbial de ancestros parecidos.
Semejantes.
El alma aún abierta a flor de piel
Piel.
Ése es el contacto.
Acercarse a la idiocia, sobrepasándola con creces,
Rozándola apenas,
A un milímetro,
Sobrepasándola con creces.
Luz de la mañana, reflejo de la aurora,
Vienes del sur y hacia poniente te diriges
Poniendo en cada soneto una
Palabra de amar
gura.
Movidas,
Fotos,
Calendarios fuera de temporada,
A la sombra de un ombligo tempranero,
Resguardado por la camisa marrón,
Parte integrante de un equipo de montaña,
Siempre añejo, siempre lejano,
(anejo sólo es un poco distinto de añejo)
Nunca a la mano.
Qué calor, qué bien vendría, a estas alturas, una poquita de sombra en la que resguardarse.
A ti, Anacarda, amiga,
de la mi pluma.
Primera Visión de mi Marido
Hay ante la puerta de mi casa
Un señor malencarado.
Me está mirando muy serio, y trata de tocar mi mano.
¿Qué he de hacer, madre?
No lo sé, soy tan joven aún.
Pero colijo que no muy tarde,
En dos años a más tardar,
Algo más sabré de este señor que me tira los tejos
Inmisericorde.
La virtud, la legendaria savia, la matriz,
Pero es complicado.
Yo mantengo mi virtud, y lo haré,
Reniego de los sabores de la carne,
De los humores del lecho,
De las caricias,
De la piel,
Del aliento contra la nuca y los dedos clavados en las sábanas.
¡Reniego, reniego!
Pero él no deja de frotarse contra la barandilla.
En Madrid, 27 de septiembre 1949.