miércoles, 31 de octubre de 2007

La importancia

Ahora, desde mi atalaya
diviso con nostalgia
(y la dentadura en el vaso
en la mesa camilla)
aquellos picatostes.
Aquellos picatostes...
que mi amiga Anacarda,
alguna vez dijo
picaportes.
Se equivocaba, que son picatostes.
Pero ella
(y entienda sólo quien pueda)
es tan joven aún y entonces no se da cuenta...
de que antes que los picaportes,
en importancia,
están los picatostes.
Pero este no es el tema.
Miro, digo,
otra vez,
desde mi atalaya,
con la dentadura en el vaso,
y también la miro...
qué ricos los picatostes,
cómo bailaban los jugos
en mi estómago
y aún bailan,
que los miro
desde mi atalaya, con los dientes,
que los miro,
también,
encima de la mesa,
desde mi atalaya,
los dientes, en el vaso, en la mesa camilla,
miro, digo, otra
vez,
los picatostes...
dientes...
atalaya...
miro...
Ahora, desde mi atalaya...

martes, 30 de octubre de 2007

Cancionero

Que no salpique
del cremar oscuro
las negras nubes,
los amplios nubarrones.
Que el amor que por él
manifiesta tu pupila cargada
revierta en billetes,
que la vida no es gratis.
Pervierte al azahar el calor
de la mañana de octubre,
que no son horas,
que no son horas,
que no son horas.
Relumbra...
relumbra...
¡Que relumbre la vida
y la pausa (paréntesis)
y la omisión!
Que ya me tienes harta de decir
y no sentir.
De sentir y de callar.
En cancionero me transformas
la vid que vimos crecer.
En cancionero me transformas
el tubérculo que fermentamos.
Sal ya de aquí,
con viento,
fresco.