viernes, 21 de noviembre de 2008

Salve

Adobe usted esas perdices,
Si tanto le interesan.
Yo no creo en su caridad ni en su buena vista de lejos.
Socarrón era mi padre, y usted no es más que un
Servil majadero.
Achica, achica,
Que los tornos no pueden servir en estos casos,
A no ser que los utilices contra tus propias encías.
Salve.

Para ti (todo)

Las últimas caladas de
Este cigarrillo
Te dedico.
Los últimos sorbos de este
Aguardiente barato
Son para ti.
La última cabeza de gamba
Chupada
En esta Nochevieja aburrida
Y somnolienta
Te es brindada por mí.

Te doy todo lo último.
Te doy lo que ya no va a ser.
Te doy hasta mi último aliento.
Todo para ti.

Mejunjes

Te unto de mejunje.
Te unto de mejunje las nalgas
Morenas, churruscadas por el sol.
Los glúteos te unto
De mejunje te unto
Los glúteos,
Por requiebros y pataletas,
Me arranco,
Mientras mi mano unta de mejunje
Los glúteos que has dorado
En el sol de la playa,
Mientras otra mano
(no mi zurda, por cierto)
te untaba los glúteos
con otro mejunje.
Un bronceador, concretamente.

Los detalles te pueden amargar la existencia

Aviesas es poco.
Las uñas de mis pies lo que son
Es traviesas.
Cada una crece a su forma y a su modo,
A su ritmo.
Desaceleran, aceleran.
Libre albedrío.
Así que el ritual de adecentamiento
Podológico
Se lleva a cabo en días alternos.
Me acerco a lo que son
Mis pies
Y les digo:
Me hacéis la vida imposible.

El cardado de mi descontento

El cardado de mi descontento
Me avisa de que has venido.
El cardado de mi descontento
Se eriza con tu presencia.
El cardado de mi descontento
Levita sobre mi cabeza
Cuando presiente que tú
Ya estás aquí,
Perturbando la paz, revolviendo con tus
Dedos la fuente de anacardos.
¿Crees que no me doy cuenta?
¿Crees que la sal en tus dedos no es percibida por
el cardado de mi descontento?
No vuelvas.

El vacío lleno

A veces pienso que la vida
No es más que un enorme pozo negro
Y profundo,
Sin fondo,
Sin fin,
Sinsalidasinentrada
Senzawithoutohne

Lleno de amor.

A las mías

Al final vienes a las mías
y te arrepientes
y lloras
y se te caen los mocos.
Por mucho que me fustigues
ahora
caes tú más,
que alto has volado.
Sierpes de melancolía
se arrastren por tu interior
palpando tu yo interno
para así hacerte caer
en la cuenta
de tu error sumo y último.
Acabando
la corrida
vienes a las mías,
arrodillado y sumiso,
humillado, no aún tanto.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Queroseno frígido

Prestamistas de lo ajeno
me vomitan los órganos internos
sólo de pensaros.
Cáliz de desentendidos, mensuro a
las bravas
la mezcla del café de artistas
y me muero de escorbuto.
Recoged, que yo recojo,
no os vayais, que ya me marcho
y de una patada coloco
el friso
de vuestr/alma/.