lunes, 2 de abril de 2007

El autoestopista

Cachazas tiene
el autoestopista,
que apunta con el dedo al cielo
y pretende que pare mi esposo
amado.
Valiente cretino.
Mi esposo, me refiero,
que le quiero, claro,
y le afecto,
pero es un cretino.
Pues se detiene en el camino
para recoger al autoestopista,
con las cachazas incluidas,
que ahora,
mientras escribo,
ocupan asiento y mitad
traseros
de nuestro automóvil.