Y, al acercarme,
he olido su aliento de galleta,
amargo desde el fondo de su boca
de ella.
Amargo desde el fondo de su boca,
de la que salen las palabras
y las mentiras a borbotones.
Y me ha dicho
entredientes,
pensando que así evitaba
proyectarme su aliento de galleta,
"elige entre la burra
o la libertad, querida".
Y no he podido más que tragar
el té
y seguirle el cuento.
El cuento de galleta,
en el fondo de la boca,
al final de la boca,
al lado de la garganta.
domingo, 14 de septiembre de 2008
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