Poema extraído del libro Manual de Instrucciones
El párroco enloquece
al traer a su sesera la luz
divina y brillante como
la mirada de reojo del propio dios,
en la esquina
izquierda
de arriba de la baldosa
medio rota
de la primera fila,
empezando por abajo,
del baño pequeño
en la casa de la infancia
del párroco.
martes, 8 de enero de 2008
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