viernes, 25 de febrero de 2011

Don Alejandro de Loyola

Y es que le huele la boca a niño,
de tan puro,
mientras se adelanta para alcanzar
otra pasta que son siete,
no me descuento.
Y me habla, con su aliento de niño,
de una nueva algarabía musical
que se le ha imaginado,
mientras se abalanza,
se adelanta a por
la octava pasta,
que son ocho.
Y yo le asisto y le aconsejo
y le aviso.
"¿Cómo se nos presentaría él,
el maligno,
sino con músicas y buenas intenciones?"
Y por entre los huecos de los dientes,
por la sonrisa de oreja a oreja,
se le escapa el aliento,
que le huele a niño,
de tan puro.

Extraído del poemario "Te huele la boca".