martes, 13 de febrero de 2007

Abnegación por el amor perdido

Restrinjo las llamadas a mi corazón
ilusionado con el repiqueteo de los martillos
ancianos y agostados de un parcal medianero.
Y es que nunca comulgué con el dicho
de castellanos viejos de
"el muerto al hoyo y el vivo al bollo"
de canela,
relleno de crema
pastelera.
Pastelera menor de un cacique de lima,
qué sustancia es la que se vierte por
sus entretejos de virginal calado.
Restrinjo, repito, restrinjo,
que aún es reciente la desesperanza
de la pérdida del mayor amor
por el que este corazón tardío
pero no experimentado,
ha latido.

En Madrid, 12 de enero de 1929

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