martes, 13 de febrero de 2007

Primera Visión de mi Marido

Hay ante la puerta de mi casa

Un señor malencarado.

Me está mirando muy serio, y trata de tocar mi mano.

¿Qué he de hacer, madre?

No lo sé, soy tan joven aún.

Pero colijo que no muy tarde,

En dos años a más tardar,

Algo más sabré de este señor que me tira los tejos

Inmisericorde.

La virtud, la legendaria savia, la matriz,

Pero es complicado.

Yo mantengo mi virtud, y lo haré,

Reniego de los sabores de la carne,

De los humores del lecho,

De las caricias,

De la piel,

Del aliento contra la nuca y los dedos clavados en las sábanas.

¡Reniego, reniego!

Pero él no deja de frotarse contra la barandilla.


En Madrid, 27 de septiembre 1949.

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