Como a Augusto,
le quitamos una ce
y así nos queda un dios etrusco
lleno de vida
y carne
blanca.
Y protestas
de profesión, de religión,
te acomodas en el sitio haciendo sitio
hacia atrás
se van las églogas
cantarinas.
Después de un día
y otro día y mil más días
no puede ser de otra manera, no cabe otra
posibilidad que,
de tanto oírte,
y leerte y lo demás,
te hieda la boca a
César Vidal.
Extraído del poemario "Te huele la boca".
sábado, 21 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario