jueves, 29 de noviembre de 2007

Pereces

Se cristalizaron los momentos
de suspiro
y sus caleidoscópicos instintos
pirómanos
fastidiaron la tarde a más de uno.
Acércate más a la llama,
comulga de una vez con quien te da
de comer,
que no se diga que,
en estos tiempos,
en los que dudar es negar,
dudas,
porque estarás negando,
en estos tiempos en los que negar es morder,
estarás negando, entonces,
la mano que te da de comer.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

La mano que te da de comer, es la mano que domina el mundo y negar la mano que domina el mundo es vivir.

María dijo...

De desagradecidos y de falsos supuestos está el mundo lleno.

Lourdes dijo...

querida amiga esritora llena de perfeccion, en mi corta edad ,tengo sueños y anhelos!! y por culpa de personas como usted, los jovenes del mundo pierden la esperanza.
gracias por su comentario y la molestia.gracias por su perdida de tiempo.
estas llena de ira y descontentos ,
q la mano de DIOS te toque hermana.
por favor, no vuelva a invocar a mi DIOS en vano.

Anónimo dijo...

Magnífico ejercicio literario. Lástima que la gente no condene los terribles espectáculos del hombre contra el hombre, y se dediquen únicamente a criticarla a usted, que es una gran señora, por mentar a dios donde y cuando le apetezca. Amiga, yo estoy con usted en todo. Y si hay que hablar (mal) de dios, pues se habla.

Anacarda Arenas Nïn dijo...

María, querida. Hace unos momentos he hecho un comentario a este gran poema, basándome en el rastro de babosa que ha dejado abierto otro comentario en el que se le tacha de mentar a dios. Quisiera que me aclarara en qué momento del poema menta usted a dios con todas sus letras, para que tan duramente se le critique, porque yo no lo veo.
Nada más. Que viva usted muchos años y que yo lo vea.

María dijo...

Mentaba yo a dios, querida amiga, en otro lugar, no en mis poemas, dios me libre. Lo mentaba en un comentario a una obra de Lourdes, que ya ha sido borrado (el comentario, no la obra).
http://quintanalourdes.blogspot.com/2007/11/sin-sensuras.html
Verá que en la obra también ha sido corregido el error que yo denunciaba (la ortografía de "censura"). Si mira todo el texto del link, verá rápidamente el error al que me refiero.
Creo recordar que mi mención a dios (perdón, al dios de Lourdes) ni siquiera era conceptual, sino como fórmula exhortativa: "por dios le pido..." o algo así.
Ya sabemos, querida amiga, cómo han cambiado las cosas. En otros tiempos, no tenía yo más que levantar una ceja y mi marido, que Dios (el de verdad) le guarde, se personaba en el cuartelillo y se arreglaban las cosas.
Hoy, con los rojos y los invertidos copando todos los puestos de importancia, tenemos que tragar con insensateces como ésta y sólo esperar a que algún caballero galante se tome la molestia de poner las cosas en su sitio con honor y virilidad.
Se aprecia igualmente su interés, querida amiga Anacarda.

Anacarda Arenas Nïn dijo...

María, querida. No sé por qué a estas alturas de la vida estás generando una visión falsa de nuestras vidas pasadas. Bien sabes que si antaño nos separamos no fue por mero azar. Nuestras concepciones del mundo, y de esta España nuestra, eran y son bien distintas. Tú necesitaste de un marido que te defendiera con toda la saña que se le supone a un hombre, mientras que yo me he visto sola toda la vida. No siembres cizaña ahora que nos hemos reencontrado y que parece que hemos puesto fin a todos estos lustros de discrepancias políticas. Nos une la poesía, pero eso sí, a cada una la suya. Yo siempre he sido anarquista, como bien sabes. Te avergüenza reconocer que me aprecias, a pesar de. Soy mayor, muy mayor, pero no estoy cansada de la existencia. Nunca he dudado de dios, como bien dices en mi blog. Y menos ahora. Siempre he tenido claro que no existe. No te confundas, querida, que yo siempre he tenido muy claro dónde estoy. Espero que el juicio que has emitido haya sigo una chanza. Por cierto, a ver cuándo te pasas a verme, que aún no conoces Extremadura. España no es sólo el País Valencià (tú sabrás cómo se escribe).

D. David Neta dijo...

Me dirijo a usted, señora mía para comunicarle que mi santa tía, María O. Neta, ha sufrido un pequeño síncope al darle yo lectura de su último mensaje. Cayó todo lo que puede caer una señora tumbada mientras vociferaba "¡Belcebú! ¡Belcebú!" y se hacía cruces
Está recuperándose en estos momentos.
Si me permite la confianza, por eso de que no nos conocemos, le diré que me parece usted una desvergonzada y que arderá en el infierno.
Afectuosamente,
Sr. D. David Nela.